La icónica Línea Naranja del trolley, que serpentea entre barrios multiculturales y centros urbanos, inicia una transformación profunda que promete cambiar no solo su infraestructura, sino también la experiencia de quienes la recorren.
El Proyecto de Mejora de la Orange Line, impulsado por el Metropolitan Transit System (MTS), contempla cierres esporádicos hasta el año 2028, con trabajos concentrados en fines de semana.
La renovación incluye la reparación de vías, modernización de estaciones y la instalación de nuevos sistemas digitales de monitoreo (VMS), que permitirán a los pasajeros recibir información en tiempo real sobre llegadas, interrupciones y eventos especiales.
“Queremos que el trolley no solo sea eficiente, sino también intuitivo y humano”, declaró un portavoz de MTS.
Más que una obra técnica, la remodelación del trolley se convierte en una crónica urbana en movimiento.
Cada vagón que se detiene, cada señal que se actualiza, es parte de una narrativa que dignifica el transporte público como espacio de encuentro, de rutina compartida y de sueños que cruzan la ciudad.
Vecinos, estudiantes, trabajadores y turistas serán testigos de esta metamorfosis.
Algunos celebran la modernización; otros temen las interrupciones. Pero todos coinciden en que el trolley es más que un medio: es un símbolo de San Diego, un hilo que cose sus contrastes.

