Fátima Bosch regresó a México a poco más de dos semanas de haber sido coronada Miss Universo. Lejos del recibimiento lleno de aplausos y celebraciones que podría esperarse tras su triunfo internacional, la tabasqueña llegó al aeropuerto de la Ciudad de México intentando pasar desapercibida. Usó sudadera, gorra y gafas oscuras para camuflarse entre los pasajeros y evitar la atención mediática.
El pasado 21 de noviembre, Bosch recibió la corona de manos de Victoria Kjær Thelivig, convirtiéndose en la cuarta mexicana en obtener el título. Su coronación fue celebrada en todo el país sin imaginar que, poco después, se vería envuelta en una serie de polémicas que han marcado su reinado en las últimas semanas.
Aunque recientemente había anunciado con entusiasmo en redes sociales su regreso a México, la ganadora del certamen optó por guardar silencio tras la entrevista que otorgó a Telemundo, donde se le cuestionó sobre la denuncia penal presentada por Nawat Itsaragrisil. Aun así, la prensa logró captar su llegada a la CDMX, evidenciando su intento por mantener un perfil bajo en medio de la controversia.

